domingo, 13 de septiembre de 2009

Las Metas Equivocadas del Niño y su Solución

Cuando un niño no se siente tomado en cuenta, cuando no está muy seguro si sus padres lo quieren o no, él va a tratar, a través de distintas vías, de acaparar la atención de sus padres y de recibir una respuesta por parte de ellos. Según Rudolf Dreikurs, este niño desarrollará conductas negativas basadas en metas equivocadas.
En esta página examinaremos lo que dice Dreikurs sobre algunas de estas conductas basadas en metas equivocadas, y tomaremos de él lo que nos sea útil. También examinaremos como reaccionar frente a dichas conductas para eliminarlas.

1. Conducta: Constante búsqueda de atención:

Meta equivocada del niño: "Tienen que fijarse en mí, solo valgo si me prestan atención."
Esta conducta aparece más que todo entre los 2 y los 5 años. En esta situación el niño piensa que él es importante para sus padres solo cuando estos le prestan atención.
Para poder eliminar esta constante búsqueda de atención hay que primeramente entenderla dentro del contexto de la convivencia familiar. El niño que necesita y busca constantemente atención de sus padres es un niño que no ha aprendido todavía jugar o estar solo aunque sea por cortos períodos de tiempo; es un niño que necesita sentir la mirada y la atención de la madre o del padre o de ambos puesta en él, y se angustia si no tiene esta atención. El no se ha dado cuenta todavía de que ya no es el centro de atención como cuando era bebé y que, más bien, está empezando a formar parte de un grupo: la familia.
La noción de pertenencia a un grupo es una noción que un niño adquiere paulatinamente. Poco a poco él va aprendiendo que cada uno tiene un ROL y un LUGAR en la familia; que cada uno HACE algo y se ENCARGA de algo, por ejemplo, Mamá y Papá cocinan, Mamá recoge cosas en la casa, Papá recoge cosas en el garaje, etc. El descubre también la noción de respeto hacia los demás, primero el respeto por las cosas de los demás ("esto es de Papi.", "esto es del hermano mayor", etc.), y luego el respeto por el tiempo de los demás ( "Papi está leyendo el periódico.", "Mami está revisando algo en el Internet."). Cuando el niño empieza a jugar solo, o a guardar sus juguetes, sus padres le dicen cosas como: "¡Que bien juegas solo!", "¡Gracias por guardar tus juguetes!", y refuerzan sus logros con elogios. Paulatinamente él se va dando cuenta que las cosas que cada uno hace son importantes y si se dejan de hacer, hay malestar en el grupo, algunos se quejan, uno le grita al otro, etc..... Descubre también que, además de los momentos en los cuales la gente de su familia quiere estar sola, hay otros momentos en los cuales se unen para compartir, jugar, disfrutar, opinar, discutir, etc. Poco a poco el descubre como "funciona" su grupo, su familia y, con la ayuda y refuerzo de sus padres, aprende a participar, a cooperar y a respetar a los demás.
Pero si alguno de Uds. tienen uno de sus hijos que necesita y busca su atención constantemente, y que aún no ha aprendido a respetar las necesidades de los otros, ¿qué pueden hacer? Primero tómense unos momentos a solas o juntos (padre y madre) para examinar la situación. ¿Es una conducta que está siendo dirigida hacia la madre, hacia el padre, o hacia los dos alternativamente? ¿Qué piensan de su hijo?, sinceramente. ¿Cómo le están trasmitiendo que lo quieren, que están orgullosos de él, que tienen confianza en él? ¿Quieren en realidad corregir esta conducta?
¿Por qué es importante corregir o eliminar esta conducta? Porqué hay que ayudar al niño a desarrollar confianza en si mismo y al mismo tiempo enseñarle a respetar y cooperar con las necesidades de los otros en la familia. Si los padres no ayudan a eliminar esta conducta y responden a las demandas del niño y siempre le prestan atención - están irrespetando a su hijo y a su necesidad de aprender como funcionar en grupo.
Si están dispuestos a corregir esta constante búsqueda de atención les voy a sugerir el siguiente ejercicio. Si Ud. piensa que Ud. normalmente le transmite a su hijo amor y confianza en si mismo, haga lo siguiente - en el momento en que Ud. se ocupa haciendo algo de su interés (leer un libro o una revista, pasar un rato revisando el Internet, estudiar, etc.) y su hijo exige su atención, ármese de valor y dígale firmemente: "Ahora yo tengo que.... y tu vas a jugar con....." Seguramente llorará y protestará....déjelo, no le preste atención por unos minutos.... y Ud. trate de ocuparse haciendo lo que se propuso. No lo deje llorar demasiado.... recuerde que esto es un ejercicio que tendrá que repetir durante cierto período. En todos los otros momentos que Ud. esté con su hijo, fíjese si su hijo se entretiene solo (que seguramente lo hace estando Ud. presente), ¡elógie la manera como se está entreteniendo! Elógielo cada vez que lo vea haciendo algo que demuestre cierta independencia, dígale lo orgulloso/a que se siente Ud. cuando él hace tal cosa. Cuando sienta que es el momento oportuno para probar otra vez, hágalo. Y el resto del tiempo siga con los elogios cada vez que Ud. se fija que se entretiene solo. Eventualmente logrará que su hijo desarrolle la confianza para funcionar más independientemente y respete y coopere con la necesidad de sus padres de involucrarse en alguna actividad que no lo incluya a él.

2. Conducta: Rechazo a las normas impuestas por los padres:

Meta equivocada del niño: "Les voy a demostrar que yo puedo más que ellos."
Esta conducta puede aparecer en el período de la niñez después de los 4 años. En esta situación el niño se opone a la disciplina impuesta por sus padres, piensa que sus padres no lo toman en cuenta, que no lo entienden, que son injustos y hasta crueles con él; él se enfrenta a sus padres y se pelea con ellos.
Eliminar esta conducta es relativamente fácil. Pero tenemos que trabajar sobre nosotros mismos primero, específicamente, sobre nuestro manejo de la autoridad.
En nuestra cultura latinoamericana tendemos a imponer la disciplina. Nosotros, como padres, sentimos que tenemos TODA la responsabilidad de la crianza de nuestros hijos, y muy a menudo solemos criarlos mandando, imponiendo y esperamos que ellos nos obedezcan. Si no nos obedecen, es muy probable que los castiguemos. Dentro de esta perspectiva, la responsabilidad, el conocimiento, la autoridad, las decisiones, el control, en fin, todo, se centraliza en nosotros. Y, ellos, nuestros hijos, lo que tienen que hacer es obedecernos.
Los voy a invitar a considerar otra manera de manejar la autoridad en casa. Esta "otra manera" implica compartir un poco el poder de la autoridad con su hijo, buscar su cooperación, escuchar su punto de vista, negociar con él una solución. Les sugiero que se acerquen a su hijo o hija y díganle que LOS DOS o LOS TRES tienen un problema que solucionar. Escojan un momento en el cual todos tengan tiempo. Empiecen diciéndole que lo quieren mucho, acompañado de un buen abrazo, y presenten la situación que normalmente explota en una pelea entre Uds. (como por ejemplo, no se acuesta a la hora establecida, o no recoge su ropa, o ve más televisión de lo establecido, etc...) Díganle que quieren solucionar esto, explíquenle el porqué, según Uds., de la hora adecuada para acostarse, o del límite de horas para ver televisión, etc. y pregúntenle que piensa él de la situación. Al principio, es posible que se quede mudo, porqué va a estar muy sorprendido que se le esté pidiendo su opinión. Ayúdenlo, denle confianza, transmítanle que lo que están haciendo va en serio, que lo quieren escuchar y que su opinión vale. Luego, pregúntenle cual sería la solución al problema según él. Al final negocien la norma y encuentren una solución satisfactoria para todos. Sugiero que también discutan las consecuencias de no cumplir con la norma y escojan un día para revisar como está funcionando la norma. Y luego déjenlo asumir su responsabilidad. Transmítanle la confianza que sienten en él. Piensen que él sí va a lograr asumir su responsabilidad.
Una de las grandes recompensas de este método es que le están enseñando a sus hijos a opinar en grupo y a participar en una toma de decisión.
Otra gran recompensa es el haberse ganado la cooperación de su hijo. El ahora es responsable del cumplimiento de una norma aprobada por él y Uds. Ya Uds. no son los únicos guardianes del orden, la responsabilidad es compartida.
Según Rudolf Dreikurs el niño que no se siente querido en su familia va a intentar ubicarse o a construirse una identidad en el seno familiar en base a metas equivocadas. Según Dreikurs existen cuatro metas equivocadas. En el capitulo anterior revisamos dos de las metas y en este capítulo vamos a examinar las dos metas restantes. El conocimiento de estas metas nos pueden ayudar a comprender lo que le está ocurriendo a un niño en conflicto y nos pueden ayudar a encontrar una solución.

3. Conducta: Agresión y venganza:

Meta equivocada del niño: "No me quieren, solo me castigan. Pues ya verán, me vengaré. Les voy a hacer daño."
Esta conducta surge de la intensificación de la lucha por el poder (Ver el artículo 3). Cuando padre e hijo se encuentran progresivamente complicados en esa lucha y quieren, cada uno, doblegar al otro, fácilmente se puede pasar a la venganza. En esta etapa el niño busca hacerle daño a sus padres. Busca maneras de herirlos, como él se siente herido por ellos. Puede ser que agreda a sus hermanos menores, o que robe y/o destroze pertenencias favoritas de sus padres.
Esta es una situación muy difícil de manejar porqué los padres se sienten profundamente heridos por los actos del niño y la frustración y rabia que sienten al no poder controlar la situación hace que deseen responder castigándolo aún más fuertemente, o sea, causarle más daño al hijo. No obstante si los padres optan por el castigo ellos están reforzando el mensaje al hijo de que es MALO y esto va a causar más rebeldía en el hijo y aumentará su sentimiento de venganza.
¿Qué hacer?
Ante todo, no reaccionen agresivamente en contra del niño, tómense unos minutos para analizar la situación y para ROMPER EL CICLO DE VIOLENCIA.
Para que la violencia desaparezca de la conducta del niño, tiene que desaparecer antes de la conducta de los padres.
Recapitulando, los padres tienen que comenzar por darse cuenta de que están enfrascados en un ciclo de violencia con su hijo. Luego tienen que tomar la decisión que quieren salirse de esa situación y quieren ayudar a su hijo.
Para ayudar a su hijo tienen, ante todo, que revisarse y preguntarse si lo quieren y piensen en las cosas que les gusta de él. Si están todavía llenos de rabia, traten de aislar ese sentimiento y piensen en tiempos anteriores cuando no había tanta violencia y piensen en como era él antes y rasgos de su personalidad que les gustaba entonces.
Para que el cambio se pueda efectuar con éxito es muy importante que exista amor de Uds. hacia él.
El siguiente paso es convencerlo que Uds. sí lo quieren y que desean propiciar un cambio entre Uds. y él.
Podrían empezar por preguntarle: "¿Es que haces (tal cosa) porque estás lleno de rabia?" "¿Es que piensas que hemos sido injustos contigo y nos quieres castigar haciéndonos daño?" "¿Es que piensas que no te queremos?"
A través de estas preguntas Uds le están diciendo que saben que él está lleno de rabia hacia Uds; que él piensa que Uds. son injustos y que por eso se quiere vengar; y que él piensa que Uds. no lo quieren. O sea, que saben lo que le está pasando internamente.
Ojalá se sienta con la libertad de poder contestar y empezar un diálogo. Es posible que les tenga mucha desconfianza y no se sienta en condiciones de hablar. Si no contesta, no importa. Lo importante es que Uds. le comuniquen que lo comprenden y que saben lo que le está pasando.
Después, díganle que lo quieren, sin plantear condiciones. (Pero, por favor, ¡no le digan que lo castigan por qué lo quieren!)
Díganle entonces que todos, Uds. y él, necesitan cambiar. Procedan poco a poco. No aspiren a mucho al principio. Busquen un aspecto conflictivo que sea de fácil solución, de manera que puedan tener éxito cuando lo emprendan.
Otro aspecto importante es tratar de alentarlo lo más posible y transmitirle que lo está haciendo bien y que están orgullosos de él.

4. Conducta: Desaliento:

Meta equivocada del niño: "No sirvo. Es mejor que no intente nada porqué todo me sale mal."
En esta etapa el niño está profundamente desalentado porqué está convencido que no lo quieren, que no están interesados en él, porque él no es capaz de hacer nada bien o, por lo menos, de hacer algo que a merite la aprobación de sus padres.
Cuando un niño que tenía un buen nivel de energía se vuelve muy tranquilo, poco bullicioso y poco participativo y este niño no está enfermo físicamente; cuando el niño no responde a intentos o estímulos para ayudarlo a salir de donde está, esta es una indicación que el niño y sus padres necesitan ayuda profesional.
En este caso estos padres necesitan revisarse, con la ayuda de un profesional, y comprender que ha significado este niño para ellos hasta este momento. Los padres necesitan darse cuenta de que este es un niño que vale, que es importante. Lo importante es poder cambiar la dinámica familiar para que el niño pueda sentirse querido y útil en la familia y así aumentar su autoestima.

1 comentario:

  1. Aunque este artículo haga referencia también a niños y niñas de mayor edad, me ha parecido interesante, ya que la actitud del educador (padre, madre, maestra,abuelo, ...)siempre debería ser la misma independientemente de la edad que tenga el niño o niña.

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